POSTAL DE VIAJE
- Ginger Eyzell
- 19 abr 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 29 may 2020
Recuerdo tus ojos multicolores con esa mirada, y no se si te han roto tanto los sueños como a mi. Recuerdo tus manos grandes paseándose entre mis piernas sin discreción en las mañanas y las veladas de luna llena, tu voz grave entonando alguna de rock argento de esas que aprendí antes de venir acá, cuando no tenía idea de que podría conocerte un día lejos de casa, y tal vez nos daríamos un abrazo de pre-despedida, y yo te diría que prefería quedarme un rato más, un rato más y besarte, un rato más y contemplarte. Tan cálido en tu soledad como en tu alegría. Hace tiempo que no me sostenían de manera tan segura en la eternidad de lo efímero, que no me hacían sentir tesoro todas las fragilidades. Te juro que hace tiempo nadie me miraba de esa manera, y que hay algo hermoso en no saber si tienes los sueños tan vueltos mierda como los míos porque de cualquier manera, habrías contenido en ellos toda la esperanza del mundo degradada en los colores de la tierra.
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